Vive la pasión
Sus manos, nudosas por la edad, daban fe de años de trabajo y pasión que habían hecho resurgir innumerables máquinas del borde del olvido. Cada uno de los coches en los que Henry había puesto sus manos tenía una historia. Las recordaba todas, como si hubieran sucedido ayer. Su amor por estas bestias mecánicas no nacía de sus elegantes diseños ni de sus rugientes motores.
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