Dentro del almacén
El crepúsculo cubría Cedar Creek mientras Henry, al volante de su coche de época, se acercaba al enigmático almacén. Sus compañeros permanecían en silencio, con el aire cargado de expectación. El almacén era monumental, con paredes erosionadas por décadas de secretismo. La llave del sedán encajaba perfectamente en la cerradura de la puerta principal. La puerta crujió y se abrió otra con el rótulo “El garaje” Al abrirla se descubrió un espectáculo increíble.
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