Cerrar la tienda
Sino del hecho de que servían como cápsulas del tiempo, cada una con un trozo de historia bajo sus capós oxidados. Desde hacía una década, el cartel del garaje de Henry rezaba “CERRADO” A los setenta años, había colgado la llave inglesa y el mono de trabajo. La decisión no había sido fácil. Su corazón anhelaba volver a los suelos manchados de grasa y al olor a aceite de motor.
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