Un último adiós
El dinero que, por un momento, le había parecido un salvavidas se había esfumado. Entregó el último fajo de billetes y vio cómo el funcionario lo contaba. El proceso le pareció surrealista, como si estuviera en un sueño. Pero era la realidad. El dinero no era suyo. Nunca había sido suyo. Tenía que recordárselo a sí mismo, incluso mientras lo veía desaparecer entre las pruebas.
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