Opciones limitadas
Se quedó allí de pie, bajo la lluvia, mirando fijamente el armatoste muerto de su coche, sintiendo cómo el frío le calaba hasta los huesos. Se sentía tan frío y vacío como el silencioso coche. Varado y empapado, caminó los cinco kilómetros que le separaban de su casa, contemplando sus limitadas opciones. Más tarde, esa misma noche, mientras compartía una frugal cena con su familia, escuchó algo que despertó un rayo de esperanza.
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