Los lobos
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un crujido en los arbustos que rodeaban a la yegua. Se quedó helado al ver cómo una manada de lobos salvajes emergía de la maleza junto a ella. Sintió un escalofrío que le recorrió la espina dorsal y el estómago se le hizo un nudo de miedo. Recordó las palabras del urbanista y ahora vio él mismo a los temibles lobos.
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