Lo imposible
Se tumbó en el suelo nevado. Los lobos se acercaron, pero en lugar del ataque que Edward temía, se acurrucaron junto a ella. “Esto es inaudito”, susurró Edward, con la incredulidad asomando a su voz. Epona no sólo estaba a salvo, sino que parecía haberse convertido en parte de la manada de lobos. Los lobos se acurrucaron contra ella, algunos lamiendo su melena como si la estuvieran acicalando.
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