Tanto por hacer
No pudo evitar maravillarse ante la escena surrealista que tenía delante. Estaba en medio de una manada de lobos, acariciando a un lobo y al caballo perdido de su hija. Sabía que le esperaba un largo viaje. Tenía que explicárselo a Isabella, traer a Epona de vuelta a casa y hacer de esta nueva tierra un lugar seguro y habitable. Pero por ahora, se permitió saborear el momento.
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