La única mujer de su vida
Amaba a sus caballos. Sin embargo, la fuente de su mayor alegría y orgullo era su hija de doce años, Isabella. Isabella era una niña preciosa, con los ojos verde esmeralda y los rizos castaños de su madre. Cuidarla lo era todo para él. De hecho, aparte de cuidar de sus caballos, era todo lo que tenía. Desde la prematura partida de su esposa, Isabella se había convertido en su universo.
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