Empezando a leer
Kevin abrió la carta atravesando con la uña el sigilo de cera, rompiendo así el sello. Kevin no era el lector más rápido a sus ocho años, pero todos le dieron la oportunidad de leer la carta de Arthur. Al final fue él quien la descifró. Kevin empezó a leer: “A mi queridísima familia, mi mujer, mi hijo y mis hijas y, por supuesto, los más pequeños”
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