Presentaciones
Elizabeth no podía creerlo, pero su corazón empezó a latir con más fuerza desde el momento en que llamó a la puerta. Y cuando los padres adoptivos abrieron la puerta, sintió que el corazón le daba un vuelco. La invitaron a pasar y se presentaron. Al principio costó encontrar las palabras, pero luego, poco a poco, empezaron a fluir las historias y los sentimientos. La conversación fue emotiva, pero se sintió bien. Sin embargo, Elizabeth no había venido para tener una buena conversación. Tenía que contárselo.
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