Alegre reencuentro
Cuando ambas partes estuvieron de acuerdo en todos los puntos, Elizabeth regresó a casa y esperó a que finalizara todo el papeleo. Y entonces, un par de días después, dio la bienvenida a su casa a sus trillizos biológicos. El momento fue surrealista, lleno de lágrimas y risas. Cuando tuvo a sus bebés en brazos, el calor de sus abrazos hizo que todo lo que había pasado mereciera la pena. La habitación se llenó de amor y de la promesa de un nuevo comienzo.
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