Salió corriendo
El anciano no dudó ni un instante. Conocía estos túneles como la palma de su pulgar y se puso en marcha. John le siguió de cerca, mientras sujetaba al perro tan fuerte contra su cuerpo como podía. El sistema de túneles les pasó a toda velocidad y, antes de que se dieran cuenta, estaban en el cobertizo.
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