Los nervios crecen
Cuando entraron en el restaurante de comida rápida, Bernard los vio casi al instante. Miraban a su alrededor y hacían muecas. Incluso le dieron la vuelta al batido de un chico al pasar. Bernard sintió que el corazón le latía en el pecho. Quería esconderse. Pero su hermana le convenció para que mantuviera la cabeza alta.
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