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Hurgando

Con la punta del palo de la escoba, Calvin hurgó cuidadosamente en el gran nido que tenía delante. La voz de su cabeza le decía que soltara el palo y echara a correr. Pero Calvin fue persistente. Los golpes hicieron que lo que había dentro se moviera. Porque el nido empezó a crujir y a temblar.
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