Aceptar
Primero empujó las chanclas hacia Edward. Pero como Edward insistía y volvía a poner las chanclas a sus pies, el niño finalmente aceptó. Se las puso y Edward dejó escapar un suspiro de alivio. Hoy había hecho algo bueno. Pero entonces el chico dijo algo que a Edward le puso la piel de gallina.
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