Ven aquí
Acercó al niño y le dio un fuerte abrazo. El niño empezó a llorar cada vez con más fuerza. No entendía por qué recibía tanta amabilidad de un completo desconocido. Y mucho menos de alguien a quien acababa de robar. “Yo no quería robar, pero no tenía elección, ya ves”, dijo el chico.
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