Un fuerte contraste
La orilla de la playa era una hermosa zona abierta. Un fuerte contraste con el lugar hacia el que el chico le guiaba. A medida que se adentraban en la ciudad, los edificios empezaban a sobresalir por encima de las estrechas callejuelas. Haciendo que el ambiente pareciera sombrío. Edward admitió que incluso le asustaba un poco.
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