El tartamudeo absoluto
La mujer se quedó mirando a George durante un momento, escudriñando su rostro. Pero lo único que pudo hacer el anciano fue tartamudear palabras que deberían haber formado una disculpa. Palabras como: “Lo siento, señora” Pero George se limitó a tartamudear. La mujer se dio la vuelta y se marchó. Pero fue entonces cuando George notó algo extraño.
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