Otro comentario
Cuando la familia se cruzó con ella al salir de la oficina, Miranda no pudo resistir las ganas de regodearse. “Debió de ser una lectura rápida, teniendo en cuenta que os llevasteis tan poco”, se mofó. Robert se limitó a negar con la cabeza mientras sus hermanos evitaban mirarla. Desaparecieron de su campo visual y Miranda se quedó de pie en la puerta, engreída.
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