Último adiós
Tardó unos segundos, pero entonces la medusa empezó a moverse de nuevo. Primero, despacio, pero luego saltó al océano salado frente a ellos. Era un espectáculo digno de contemplar. Y se maravillaron ante la idea de que habían descubierto una nueva especie. Pero, con suerte, la próxima vez sería por necesidad.
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