¿Podría ser?
En la parte delantera de la caja, la suciedad dejó al descubierto un candado. No un candado cualquiera, sino un candado con las iniciales J.E. Elizabeth dejó escapar un gran suspiro al sentir que las lágrimas volvían a brotar. Esta caja era de John. ¿En qué estaría pensando aquel hombre tan tonto? ¿Por qué la había enterrado? Pensó mientras se secaba las lágrimas.
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