Cunde el pánico
Ahora el rostro de Emily también palideció. Miró a su marido con los ojos llenos de lágrimas, preguntándose de quién podría ser. “¿Qué es esto, Edward? ¿Por qué nos está grabando alguien? ¿Nos están vigilando?”, gritó nerviosa a su marido. Miraron frenéticamente a su alrededor, pero no pudieron ver a nadie en las inmediaciones.
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