Convencido
“Vamos, papá”, empezó Emily. “Hemos llegado hasta aquí. Al menos ve a saludar” Le dio un suave empujón hacia la puerta. “No puedes irte después de todo este trabajo” Ella vio la duda en su cara cuando empezó a darse cuenta de que su hija tenía razón. “Gracias, calabacita”, dijo mientras abría la puerta.
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