Mirando con asombro
Bill miró la gran hoja con asombro. Al principio, no eran más que números en un trozo de papel. Pero entonces Bill miró más de cerca y se quedó con la boca abierta. Sus ojos se agrandaron y empezó a sudar copiosamente. No eran números al azar. Conocía demasiado bien estos rastros de dinero.
Page 33 of 50