Oídos sordos
Pero había algo que sí podía hacer. En primer lugar, le pidió disculpas por los desperfectos de su chaqueta. Aunque se lo había hecho ella misma, creía que también era responsabilidad de la tienda. Se ofreció a pagar los daños. Pero esa última información cayó en saco roto porque fue entonces cuando Jessica vio algo.
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