Entrando
Con una mirada triste, Andrew se acercó a la cabaña. Agarró el pomo de la puerta y lo giró en el sentido contrario a las agujas del reloj. Con un fuerte crujido, la puerta se abrió y reveló el interior de la cabaña. Sus entrañas eran aún más tristes que el exterior. Sólo algunos aparejos de pesca y olor a madera podrida.
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