Manos a la obra
El hecho de que fallara constantemente su objetivo hizo que el guardia de seguridad se llenara de ira. Sabía que no podía volver atrás y cometer repetidamente el mismo error. Por eso decidió abandonar su caseta de seguridad y vigilar la propia gasolinera. Esta vez estaría allí mismo, en plena acción.
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