Con la guardia baja, pero vigilado
El tacto de la mujer hizo que Marcus se estremeciera. No esperaba que esta criminal tuviera un tacto tan suave. Le pilló desprevenido. Pero desprevenido se quedó. “¿Qué quieres que vea?” Le preguntó. La mujer le dijo que debía verlo por sí mismo. Así que Marco no tuvo más remedio que obedecer.
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