Apresurándose
Así que, tras unos segundos de duda, tomó la difícil decisión de dejar en paz a la mujer. Marian agarró la compra con ambas manos y corrió hacia la última tienda de su lista, pensando que sería la última vez que vería a la mendiga. Pero, sin saberlo, una gran sorpresa la esperaba a la vuelta de la esquina.
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