Entrar en el radar
Y muy pronto, las preocupaciones del gerente se confirmaron. El anciano llamado Charles era más que lento. Trabajaba a su ritmo, reponiendo los artículos casi cuatro veces más despacio que los demás empleados, por no hablar de los pequeños errores que no dejaban de cometer. Por eso Charles no tardó en estar en el punto de mira del gerente.
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