Aliviado y asombrado
Tras terminar su explicación, el ama de llaves miró a su hija con cara severa. Le devolvió la muñeca y le dijo que esa noche no había televisión. Ben y la encargada se echaron a reír. Se sintieron aliviados por el error de la niña, pero también asombrados por la extraordinaria historia de este hotel.
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