Relincho
Otro caballo se les acercó desde el otro lado de la barrera, moviéndose frenéticamente. Los caballos empezaron a relincharse mutuamente y, de repente, Otis se dio cuenta de algo. “Es tu madre, ¿verdad?”, le dijo al potro. Al joven caballo no le pasaba nada. Sólo echaba de menos a su madre.
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