Realización
Soltó los prismáticos y se quedó un momento mirando al suelo, tras lo cual echó otro vistazo a través de los prismáticos. “Tiene que ser”, murmuró, con la incredulidad empapando su voz. Su presentimiento sobre la persona camuflada era cierto. No era el dueño, ¡era un ladrón de caballos!
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