Llamando a
Compró algo y regresó a su coche lo más rápido posible. Miró con cuidado a su alrededor para ver si los ladrones le observaban, pero parecían ocupados consigo mismos. Le temblaban las manos, no sólo por los nervios, sino también por la excitación. Consiguió llamar a la policía, pero mientras sonaba el teléfono se dio cuenta de algo.
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