Ojos que se abren
Los hombres se asomaron a cada habitación por la que pasaban de camino al estudio. Y con cada habitación que veían, sus ojos se abrían más. Esta casa no se parecía a nada que hubieran visto antes. Cada vez estaban más intrigados, no por la belleza de las habitaciones, sino por lo extrañas que eran.
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