Llamándola por su nombre
Cuando Keith y su hija entraron en el patio del colegio, oyó que una niña llamaba a Rose por su nombre. Por su reacción, pudo deducir que era Sophia quien la llamaba. “¿Puedo ir, papá?” Preguntó Rose. “Por supuesto, cariño”, respondió él. Cuando se volvió para verla acercarse a Sophia, se le cortó la respiración.
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