Una auténtica delicia
Y Carol tenía una forma de sanar su pasado. El acuerdo funcionó a la perfección. Frank era un hombre cambiado, y visitar a sus hijos una vez al mes era un auténtico placer. No sólo para él, sino también para Carol y los trillizos. “Todos los meses esperamos su visita”, declaró la familia a los medios de comunicación.
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