Prendas especiales
Amber había tendido ropa vieja de su marido. David y Marcus eran más o menos de la misma complexión y estatura, así que la ropa le quedaba perfecta. Ver a otra persona vistiendo esas prendas era raro, pero, de alguna manera, esto le sentaba bien. Y ni siquiera se detuvo ahí, porque su último ofrecimiento hizo llorar al anciano.
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