Caso claro
La condena que pesaba sobre Megan, de 35 años, era el asesinato de su propia madre. Un delito grave que podía llevarla a prisión de por vida si las cosas no salían como ella quería. Por desgracia para ella, las pruebas que se acumulaban en su contra no parecían favorables. Parecía un caso claro, ¿o no?
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