Prueba y error
El tono del sonido seguía aumentando y Bertha se puso los dedos en los oídos para aliviar parte del dolor. “¿Puedes pararlo?”, gritó más alto de lo que pretendía. Al final, después de algunos intentos y errores, el veterinario apagó el sonido tras acceder a los archivos del chip. “Es un alivio”, dijo Bertha mientras caminaba hacia Koda.
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