Un tono alto
El veterinario no respondió a su pregunta, así que Bertha empezó a caminar por la habitación, intentando localizar de dónde procedía el sonido. Al final, el veterinario también empezó a buscar a medida que el sonido se hacía más evidente. Bertha gimió de frustración: “Me hace daño en los oídos. ¿De dónde viene?” Entonces cayó en la cuenta.
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