Traqueteo
Un ceño fruncido apareció en el rostro de Edgar cuando se quedó en silencio por un momento antes de que el sonido resurgiera de nuevo. Le resultaba muy familiar. Le parecía que lo conocía, pero ¿de dónde? Edgar estaba a punto de poner la oreja en la puerta cuando se dio cuenta de que había un pequeño hueco en las persianas.
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