Juicios precipitados
Al final todo salió bien. Pero eso no significa que Edgar no hiciera algunos juicios precipitados equivocados. Supuso que la dueña del motel le había echado por motivos equivocados. La condenó sin pruebas ni motivos. Una lección aprendida por él, pero también una lección para todos, ¡no juzgar un libro por su portada!
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