No hay tiempo para explicaciones
El hombre abrió el teléfono para mirar algo. Asintió satisfactoriamente y a Janine le pareció ver una sonrisa durante un breve instante. Pero cuando guardó el teléfono en el bolsillo, la expresión de su rostro se ensombreció. “Tenemos que irnos ya. No hay tiempo para explicaciones”, dijo el vagabundo.
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