Confesión
Pero los intrusos enmascarados aún no habían terminado. Empezaron a reírse en voz baja pero siniestramente. Uno de los hombres dijo que había visto la noticia. En él se culpaba del robo a los propietarios del solar. “Con esta gente cargando con la culpa, tenemos vía libre para hacer lo que nos plazca” Y la estatua no fue lo único que robaron
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