Manos temblorosas y ojos grandes
Howard sacó un trozo de papel del sobre y empezó a leer en silencio. Sintió que le temblaban las manos mientras leía los primeros pasajes. Poco después, sus ojos se agrandaron mientras miraba a Abigail, que lo observaba atentamente. Y esta vez, ¡era ella la que sonreía!
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