Exponiendo los hechos
Kevin parecía un cachorrito asustado cuando por fin llegó al pasillo. Y con razón, porque su madre estaba a punto de hacérselo pasar mal. Se enfrentó a Kevin por su grosería inaceptable hacia ella, el secretismo que rodeaba su habitación y, finalmente, los gritos que escucharon los vecinos. “¡Hasta la policía se metió, Kevin!”
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