¡Viéndolo!
Pero aunque su mente quería que corriera, su cuerpo estaba pegado al suelo, congelado por el miedo. Porque Lilly vio un búho gigante en la habitación de su hijo. Primero se balanceó sobre la viga que sujetaba sus cortinas y poco a poco fue bajando hasta acabar posándose en el cabecero de Kevin.
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