Apoyándole
David se frotó las sienes. “Debo de estar volviéndome loco”, susurró mientras trataba de encontrarle sentido a todo aquello. Pero de repente Amber le cogió de la mano y le dijo: “No estás loco, David. Yo también lo vi; sin duda había alguien ahí arriba. Los dos no podemos estar equivocados” Decidieron hacer una última búsqueda en el ático, y esta vez, Amber fue con su novio. Pero
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